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  • Pere Suau-Sanchez

Sostenibilidad y aviación

Actualizado: 25 jul 2019

*** Publicado el 21 de julio de 2019 en La Vanguardia - Dinero ***


Recientemente hemos visto una creciente preocupación sobre la contribución del transporte aéreo al calentamiento global. Las emisiones de gases invernadero del transporte, representa en torno al 20% del total. De estas, el 72% son de vehículos rodados, el 6,5% de la aviación internacional y el 4,1% de la aviación domestica. Es decir, la aviación representa el 3% del total de emisiones. Los números son claros, sin embargo, esta preocupación es comprensible y debería ser vista por la industria de la aviación como una oportunidad para mejorar y evolucionar su modelo de negocio.

El foco de la aviación ha estado en la eficiencia, ciertamente, las mejoras han sido espectaculares, pero los estudios muestran que el aumento de la demanda ha neutralizado las reducciones de emisiones derivadas de las mejoras tecnológicas en las aeronaves. En este sentido, la industria de la aviación debería considerar cambiar el lenguaje, ir más allá del enfoque tecnológico y adoptar un perspectiva multidimensional y comunicativa de las mejoras que realiza. Esto es importante, pues la sociedad ha cambiado. El calentamiento global es uno de los temas que cada vez más se va definiendo como una preocupación y como una prioridad, sobre todo para las nuevas generaciones y que se refleja en los hábitos de consumo.

Algunas de las demandas que se le hacen al sector son la de gravar con impuestos el keroseno, pues actualmente está exento, o imponer una tasa por pasajero, como recientemente ha hecho Suecia y que se ha traducido en una reducción tangible de la demanda. Otros opinan que no todos deberíamos pagar lo mismo y que los viajeros frecuentes deben pagar más, ya que generan una parte desproporcionada de las emisiones. Paralelamente, desde la Organización para la Aviación Civil Internacional se trabaja en el CORSIA, el sistema de comercio de emisiones para vuelos internacionales que implicará que cualquier crecimiento en las emisiones de CO2 de las aerolíneas posterior a 2020 tenga que ser compensado. Mientras, en Europa, el comercio de emisiones ya funciona para vuelos dentro de la Unión.

Otras medidas pueden tener efectos inesperados. Holanda, por ejemplo, se plantea limitar o prohibir algunos vuelos de corto radio que puedan ser sustituidos por el tren. Pero al liberar esos slots, pueden entonces ser utilizados por vuelos de largo radio que globalmente emiten más. Por otro lado, las moratorias en la expansión de aeropuertos que algunos piden incentivan la congestión, la cual está demostrado que se traduce en más emisiones, ya que los vuelos se alargan.

No hay una solución única. La combinación de innovación tecnológica, fuentes energéticas alternativas, mejora de la congestión, medidas de mercado, pequeños cambios de comportamiento del consumidor y situar el propósito social como central deberían permitir un salto hacia una aviación más inclusiva y sostenible.


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